“Un viaje de mil millas comienza con el primer paso.” Lao-tsé

domingo, 3 de octubre de 2010

Nunca lo había hecho antes...

Nunca había estado en Europa antes.
Nunca había viajado toda la noche para cruzar las montañas desde Milano a Munich, pasando por Suiza y Austria en un colectivito, con mis amigos.
Nunca había llegado al Munich a las siete de la mañana para ir a emborracharme al Oktoberfest.

Nunca había querido café a las nueve de la mañana en el Oktoberfest, pero creo que las caras de incomprensión cuando dije que quería café [eran las nueve de la mañana! birra? seguros?] ya las había visto.
Y sí había hecho una cola terrible como la que había, sólo que nunca, cuando me cansé de esperar, me fui a pasear por el parque con mis amigas y terminé subida a una montaña rusa demasiado larga y con cinco rulos del color de los anillos olímpicos.
Y nunca me había mareado tanto en una montaña rusa. Y tampoco me había reído tanto en una montaña rusa.

Y nunca había arrancado a tomar birra en plan de emborracharse como a las diez y media de la mañana.
Y nunca había visto jarras tan grandes en mi vida. Jarras de litro.
Y nunca había sido tan golpeada ni insultada por camareras alemanas vestidas de trajes típicos llevando una cantidad de jarras imposible de creer a golpe de vista.

Y no sé si había llorado de felicidad tan espontáneamente y tan sobria como estaba, con todos estos otros estudiantes de Erasmus que conozco hace solamente un mes, sentadísima en una escalera y mirando todo, la gente que cantaba y se reía y brindaba y estaba disfrazada y las camareras puteándonos a todos, y yo... ahí! en Munich!! viéndolo TODO!!!

Y nunca había caminado borracha al baño a las doce del mediodía.
Y nunca había corrido borracha hasta la Catedral de Munich para alcanzar el city tour.
Y nunca había no tomado un tour de la ciudad que realmente me interesaba por estar borracha y tener paja de movilizarme hacia la localización del tour que se suponía que a había empezado.
Y nunca había ido a seguiiiir emborrachándome a las tres de la tarde.

Y nunca había escuchado a una de mis amigas brasileñas recibir un insulto en alemán, y responder, haciendo de cuenta que hablaba alemán. Quéeee manera de reír!!

Y nunca había tomado un litro de birra de una jarra.
Y nunca había querido con tantas ganas encontrarme con Lusci, que finalmente nunca llamó.
Y nunca me había sentado en una mesa con alemanes que hablan mal de vos y tus amigos en alemán, mientras tus amigos y vos hablan mal de la mala onda que tienen los alemanes de tu mesa cuando te putean en alemán y te miran con cara de orto pero no se gastan en explicarte las cosas ni siquiera en un bruto inglés o francés o italiano, que era lo que hablábamos entre todos.

Y nunca había hablado italiano tan felizmente borracha :)
Y nunca pensé que los alemanes buena onda que andan dando vueltas por ahí se pusieran un vestido de camarera y hablaran tan bien español, y nos enseñaran una canción de brindar que era algo como "a toast to the coziness" del Oktoberfest. Qué mina más copada.
Y tampoco pensaba que la gente de Munich misma iba a emborracharse con un montón de extranjeros a las cinco de la tarde, todos los años.

Y nunca pensé que cuando me fuera al baño, iba a perder la boina y después iba a terminar caminando con Sara por el Oktoberfest buscando al león de la torre sin poder prestar demasiada atención sin volver a la mesa.

Y nunca pensé que el sentimiento de preocupación y un poco de miedo podía ser tan compartido cuando estábamos como locos buscando a André.

Y nunca pensé que se podía tener resaca ANTES de haber dormido.
Y nunca pensé dos veces en un solo viaje que quería ver las montañas [que una vez más cruzamos de noche] a la luz del día.

Y nunca un cielo extranjero me había hecho acordar al de mi pueblo.
Y qué frío, y qué calorcito te da pensar en eso.

Y nunca me había tomado el subte a las siete de la mañana para llegar finalmente a mi casa, donde nunca había avisado formalmente dónde me iba,  donde me dio tanto gusto regresar cansada y contenta y con una cara de mil demonios. Y la cama estaba tan linda :)



Y nunca había hecho un viaje así tan serio como el que estoy haciendo ahora.

Y nunca había vivido tan intensamente!! :)




Feliz y todavía cansada,
les dejo una sonrisa de borracha :)


Ciccia.





Impresión numero siete: El Oktoberfest rockea muuuuucho pero, como en todos lados, hay gente para todo. Recomiendo sin dudarlo que si vas al Oktoberfest, te asegures de que alguno de tus acompañantes hable alemán fluído y sin ningún tipo de reservas, porque es probable que sea muy útil :)

1 comentario:

Rigra de Alvear dijo...

que garron que perdiste la boina!

Espero ke la ida al banio haya valido la pena! (: