“Un viaje de mil millas comienza con el primer paso.” Lao-tsé

miércoles, 27 de octubre de 2010

Sin bufanda

Parece que uno se pasa los días enterrado en un montón de cosas que hay que hacer.
O cosas que quiere hacer.
O cosas que le gustaría hacer pero le da paja.
O cosas que haría si no estuviera lloviendo, o si tuviera los zapatos correspondientes.

Y no se confundan, a mí me encaaaaaaaaaaaanta hacer planes, tener todo más o menos organizado adentro del cerebro, y no me molesta si después cambio de opinión, porque para cada cosa que pienso que voy a hacer genero automáticamente el plan...

Pero la verdad es que la vida, si tiene un pasatiempo que le apasiona, es tirarme todo por tierra y hacerme inventar cosas nuevas.
Y parece que a mí me tiene que apasionar su conducta, y aprender a tocar de oído.
Y bueno, hasta ahí vamos bien, aprendiendo a relajarme y a dejarme llevar por el mundo mirando qué bello y en colores es todo.

Pero todo esto funciona porque siempre hay gente que te mira de abajo... mientras vos estás flotando por ahí cagada de risa, hay gente que te sonríe para que sigas jugando un rato más, que te animes a otra vuelta, que se preocupa si estás volando sin bufanda, y amenaza con tomarse un avión para curarte el resfrío.
Y encima son tan buena onda que te hacen pensar que te merecés esto, y más.

Gente que te abraza a través del ciberespacio y te hace saber que aunque no estés; estás, estamos, estoy.

Y por esa gente vale la pena que se te ponga todo el mundo patas arriba.
Y además saber que mientras ponés el mundo patas arriba, la gente que estaba patas arriba ahora está igual que vos, y vas incluyendo caras nuevas a una aventura que ojalá durara para siempre.

Y lo bueno
es que puede.
Hay que animarse a volar sin bufanda nada más.


Ah, y por cierto...

Gracias sinceras a todos los que miran,
porque no estaría acá sin ustedes.


Y feliz cumpleaños a mi querida amiga Ani Wajs!
que la extraño un montón. :)

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