Cuando estás tan lejos de casa y la vida se despliega en colores, y ojalá, si tan sólo pudiese compartir esto con éstas específicas personas especiales de mi vida que se encuentran a once mil y pico de kilómetros de distancia. Es tan fuerte, tan triste, tan feliz...
El otro día íbamos caminando algunas amigas y yo por el centro, y resulta que eran las siete en punto de la tarde, y casualmente Milán se encuentra bajo un festival de luces led, y empieza a sonar el reloj del castillo... y se empieza a iluminar todo: empieza la música, y la vida...
Y saben qué? yo me niego a vivir en blanco y negro, quiero que mi vida sea así de hermosa todos los días, quiero alegrarme de estar viva, todos los días; y quiero querer a estas personas que adoro todos los días, y quiero que no se me escape ni un segundo sin querer profundamente a todos y cada uno de mis amigos viejos, mis amigos nuevos, mis compañeros de viaje, mi pasado, mi futuro...
...mi presente.
Y todo esto pasa cuando las cosas son hermosas, cuando hay un torbellino de algo que te hace cosquillas por dentro, cuando las luces se encienden... y uno, decididamente, VE.
Miren qué hermoso es todo...
"chicas, abran bien los ojos, porque la vida es corta..."
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