No me odies por quererte
Tus dedos me recorren ágiles mientras me maravilla el resplandor (y la sombra) de tu piel contra el fondo de estrellas. ¿Qué voy a hacer con vos?
No me odies por quererte. No quieras preguntarme. Vos caminás de espaldas pero te detenés justo antes de saltar al vacío. Pero no puedo pedirte nada, ni tampoco puedo prometerte nada, salvo que voy a estar viviendo todo esto hasta el final.
Por suerte sé que cuando no quede nada; me quedarán, en el fondo, las estrellas.
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